Cuando comencé la terapia no podía respirar, el nivel de ansiedad era muy elevado y no contaba con herramientas que me ayudarán a seguir caminando. Cada encuentro ha sido ir reconstruyendome.
Voy encontrandome a mi misma. Priorizando mi cuidado, cultivando la paciencia, confiando en mi.
He descubierto que estaba envuelta en una gruesa coraza de hormigón y que debajo de ella hay una mujer fuerte que merece vivir feliz.
Recomiendo el acompañamiento de Magdalena fuertemente. Tiene un poder especial para conectar con las personas y para crear el vínculo necesario para que la terapia sea eficaz.
Es una terapeuta que a pesar de mantener la distancia necesaria entre el paciente y ella, es cercana y accesible.